Lunes,
12 de enero. 2015.
Crecemos
preparándonos psicológicamente para llegar a la cumbre de la juventud, donde
por orden social, se nos impone dar cara a la Universidad. Llegado
el momento aseguramos con convicción estar listos para enfrentar el futuro,
¡pero cuan equivocados estamos! Por qué como dicen por allí: «en la cancha se
miden los gallos», y cuando entramos a la cancha nos entra el miedo hasta por
las orejas; que no dramatizo.
Mi
primera interacción con la Facultad de medicina fue todo menos glamorosa. Para
comenzar tropecé al bajar del auto, después derramé mi baso de agua en la
recepción donde varios estudiantes esperaban para matricularse, pero sin duda
la perdida del recibo de pago de matricula se llevó el galardón de oro. Oh, mamá
echaba espuma por la boca mientras le gritaba a quién se atreviera a
contradecir su historia de «en ningún momento la recepcionista me devolvió el
jodido comprobante»
Pero
volvamos al comienzo, ese donde recién voy llegando a la Universidad , ese donde
un sendero de álamos conducía hacia el interior del recinto, dando la
bienvenida a los futuros estudiantes.
(…) Por
la ventanilla del auto lo veía todo: la aglomeración de personas en el puesto
de informaciones, la imponente carpa izada al costado izquierdo de la entrada,
el paradero de micros, el Nahmías, edificio donde el año anterior había echo el
pre-universitario. Incluso divisaba a la Facultad
de ciencias económicas y administrarías,
o FACEA abreviado.
Aunque nada, y me
aseguro de acentuar el «nada», se asemejaba en resplandor a la Facultad de medicina donde dos edificaciones
formaban un semicuadrado, con más de cinco pisos cada uno y quien sabe cuantos
subterráneos. Mentiría si dijese que mis piernas no flaquearon cuando entré, o
cuando me di cuenta que había ascensores. ¿¡Ascensores!? ¡Pero que flipante!
Era de esperarse que también tuviera su propia cafetería con vista al Jardín botánico. ¿Acaso no mencioné que la Universidad tenía su
propio jardín, fundado por el primer rector? ¿No? Creí haberlo echo.
Continuará...
Tu universidad es muy glamorosa al lado de lo que es la universidad donde fui el año pasado: es todo un edificio con vista a la calle de un lado y con vista al techo del shopping del otro lado... un horror xd y ni siquiera hay cafetería u.u
ResponderEliminarEspero que en el resto de año lo pases mejor que el primer día, que aprendas mucho, que hagas muchos amigos y por sobre todo que te diviertas (: dicen (y comprobé personalmente) que la etapa universitaria es muy linda. Yo también entré con mucho miedo, pero ya te vas a acostumbrar.
¡Suerte!
¡Muchas gracias! Es un privilegio estudiar en un campus ubicado en medio de la naturaleza y al lado del río. Estoy segura que será un año lleno de sorpresas.
ResponderEliminarUn beso.
Wow qué lindo...suerte...al parecer tienes mi mala racha. Miles de saludos
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